Por Juan Tomás Valenzuela
La camisa de Juan Bó
la sacaron del armario,
pá dásela a un visionario
que dizque acabó con tó.
Lo que este mán se cogió
del dinero de ODEBRECHT,
no fue pa’ pan y café
como dijo en el juzgado,
lo que cogió este taimado,
lo gastó en romo y bistec.
Ahora, después que este juicio
lo ha dejado envuelto en trapos,
dicen que a este barbarazo
le pagan su sacrificio,
con la ropa que el patricio
que fundó los dos partidos,
dejó en manos del ungido
y el presidente Fernández,
y que le quedaba grande
a todo estos mal partidos.
Un sastre de pacotilla
hizo un trato millonario,
pá arreglarle tó el armario
a este calvo é la sem…
Hasta un par de camisillas
de los tiempos de Miolán,
dicen que se la ajustán
pá que le queden holgadas,
y no tan bien ajustadas
como la usaba Don Juan.
Esos trajes que a Don Juan
les cosía Emilio Medina,
los llenaron de pretinas
para que entre este patán.
La docena de gabán,
que guardó Carmen Quidiello,
que lo sacaban de empeño
en los tiempos de crujía,
van pá la lavandería
en manos de un nuevo dueño.
Para calzarse las botas
de un hombre como Don Juan,
hay que ser muy charlatán
o creer que uno es idiota.
Este guasón sin capota,
que ahora hicieron presidente,
si fuera algo inteligente
no cometería el error,
de tratar con deshonor
a un escritor tán decente.
Juan de los Palotes
7 noviembre 2019